Por: Talía Lanata
El ají es rico en vitamina C y A, beneficiosos para la piel y el sistema inmunológico. Al igual que el rocoto, el principal componente del ají es la capsaisina, compuesto que le otorga el picante y tiene multiples beneficios para la salud.
La capsasina incrementa la circulación periférica y disminuye la presión arterial. Además es un anticoagulante ideal para personas con riesgo de infarto. También ayudan a reducir los niveles de colesterol y triglicéridos mientras que incrementa la posibilidad a que el cuerpo disuelva la fibrina, sustancia involucrada en la formación de coágulos sanguíneos. Además el ají también contiene bioflavonoides, necesarios para el correcto crecimiento celular y contribuyen a darle elasticidad a los vasos sanguíneos.
Estudios demuestran que la capsasina es un potente antiinflamatorio extremadamente efectivo para aliviar el dolor presente en ciertas enfermedades y condiciones tales como dolores de cabeza, fibromialgia, artritis, neuralgias, entre otros. El sabor picante (la capsasina) funciona en nuestro cuerpo de una manera muy interesante, luego del estímulo doloroso en la boca, el cerebro libera en el cuerpo las endorfinas las cuales son analgésicas.
El ají es un estupendo expectorante, ayudando así con los síntomas de un resfrio, el asma o la bronquitis. Al estimular la mucosa gástrica, también aumenta las secreciones del sistema respiratorio, haciendo más fluidas las flemas.
La capsasina del ají, también protege la mucosa gástrica del estómago, protegiéndolo del daño que causa por ejemplo el alcohol, la cafeína y la aspirina. También inhibe el crecimiento de la Helicobacter pylori, bacteria responsable de la gastritis y la úlcera. Además es un potente antibacteriano siendo muy efectivo previniendo y luchando en contra los típicos síntomas del resfrío común. Por el mismo motivo es que ayuda a disolver la congestión nasal en la rinitis alérgica.
